MASOQUISMO
La característica esencial del masoquismo sexual consiste
en el acto (real, no simulado) de ser humillado, golpeado, atado o cualquier
otro tipo de sufrimiento.
Algunos individuos que padecen este trastorno se
encuentran obsesionados por sus fantasías masoquistas, las cuales deben evocar
durante las relaciones sexuales o la masturbación, pero no las llevan a cabo.
En estos casos, las fantasías masoquistas suponen por lo general el hecho de
ser violado o de estar atado y obligado a servir a los demás, de forma que no
existan posibilidades de escapar.
Otras personas llevan a cabo sus fantasías
ellos mismos (p. ej., atándose ellos mismos, pinchándose con agujas,
administrándose descargas eléctricas o autolesiones) o con un compañero.
Los
actos masoquistas que se pueden realizar con una pareja suponen restricción de
movimientos (sumisión física), vendajes en los ojos (sumisión sensorial),
apaleamiento, paliza, latigazos, golpes, descargas eléctricas, cortes,
pinchazos y perforaciones (infibulación), y humillaciones (p. ej., ser orinado
o defecado encima, ser forzado a arrastrarse y ladrar como un perro o ser
sometido a insultos verbales).
La obligación de vestirse con ropas del otro
sexo también puede utilizarse como forma de humillación.
El individuo puede
tener el deseo de ser tratado como un niño pequeño y ser vestido con pañales
(«infantilismo»).
Una forma particularmente peligrosa de masoquismo sexual es
la llamada «hipoxifilia», que supone la excitación sexual a través de la
privación de oxígeno, obtenida mediante compresión torácica, nudos, ligaduras,
bolsas de plástico, máscaras o productos químicos (a menudo algún nitrito
volátil que produce un descenso temporal de la oxigenación cerebral por
vasodilatación periférica).
Las actividades que suponen la privación de oxígeno
pueden efectuarse a solas o en pareja.
A causa de fallos en el utillaje, de
errores en la colocación del nudo o de las ligaduras o a otras equivocaciones,
con alguna frecuencia hay muertes accidentales.
Los datos referentes a Estados
Unidos, Inglaterra, Australia y Canadá indican que estas prácticas producen 1-2
muertes por millón de habitantes cada año


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